Hoy mi cabeza venía debatiendo sobre el rumbo que va cogiendo la vida, sobre qué quiero en mi futuro. Y algo que me hace sentir bien es que nunca trato de perder mi presencia. Normalmente suelo tener muchos proyectos en los que cada día estoy pendiente y de ello disfruto muchísimo, pero trato de estar presente cada día y enfocarme en el «ahora», en ser consciente de lo que tengo o hago y disfrutar de la mejor forma todo lo que la vida me regala.
A veces por la rapidez del pasar de los días, no somos conscientes de lo que hacemos, tenemos o logramos, y esto a la larga cobra factura. Por este motivo trato de valorar lo que tengo en cada momento y ser feliz con todo lo que va ocurriendo a mi alrededor. Quizás me digas que no es algo fácil, y a veces no lo es, por el hecho de que no nos paramos a valorarlo, por eso trato de llevar a cabo esta tarea cada día, para sentirme conectado a todo lo que me rodea, tanto a mi familia, amigos, a mi música, a la naturaleza, etc.
Soy fiel creyente de que todo pasa por algo y que todo va a un mejor fin, por eso trato de confiar si alguna vez las cosas se ponen difíciles y me paro a pensar en lo cotidiano, en saber que soy muy afortunado de tener todo lo que tengo y poder vivir todo lo bueno que en mi vida se acontece.
En conclusión, quitándole paja al asunto, quiero daros el mensaje de que valoremos las pequeñas cosas de nuestra vida, lo simple y lo cotidiano suele ser muy importante en nuestras vidas, pese a que a veces no seamos conscientes.
Presencia siempre.
¡Que viva la vida!